Vacunas del bebé
Nuestro sistema inmunológico es muy elaborado e inteligente, dispone de instrumentos de defensa y ataque para mantener nuestra salud.
Frente a un ataque, el sistema inmunológico es capaz de identificar el tipo de agresión, generar una respuesta inmunitaria específica y, una vez aprendida, se acordará durante muchos años y, a veces, durante toda la vida. Es lo que llamamos “memoria inmunológica”.
Vacunar al bebé consiste en entrenar, preparar esta “memoria inmunológica”. Las vacunas permiten poner en contacto el sistema inmune con una agresión de manera controlada.
Tras la administración de la vacuna al bebé, el reconocimiento del microbio por parte del sistema inmunitario y la respuesta inmunitaria innata, o sea los mecanismos de defensa genéricos y automáticos, se activan en minutos, o a lo más en cuestión de horas y protege al bebé hasta que, al cabo de varios días, hace su aparición la respuesta específica, desarrollada para eliminar este microbio en particular.
De esta manera, el sistema inmunológico ha aprendido a reconocer dicho microbio y ha desarrollado una respuesta protectora. Gracias a la memoria inmunológica, reproducirá de forma aún más rápida e intensa esta respuesta frente a una re-exposición, es decir una infección verdadera.
Las vacunas del bebé preparan su sistema inmune para defenderse e inmunizarse frente a algunas de las enfermedades para las que se dispone de prevención eficaz. Así, es posible proteger a una persona durante toda la vida con solo unas pocas dosis de vacunas.
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