Curiosidad del bebé
La curiosidad en los bebés permite que estos establezcan una relación con el entorno que los rodea.
Esta relación se consigue de manera gradual, gracias al desarrollo de las habilidades motoras, de los sentidos y de las habilidades sociales.
Este es un proceso muy variable en cada bebé en el que influyen el temperamento individual de cada niño, la maduración de su sistema nervioso, los factores ambientales que le rodean y los factores educacionales de su propia familia.
Así, en torno al mes de vida, el bebé ya reacciona a la voz y a la cara de la mamá y no le gusta que le estimulen demasiado, empieza a disfrutar cuando le bañan.
¿Qué hace un bebé a partir de los 3 meses?
Un bebé a los 3 meses tiene mucha curiosidad por sus manos, que mira y se lleva a la boca, las abre y las cierra y las sigue con la mirada. Mira a su madre a la cara y responde a la sonrisa, sonriendo.
El bebé de 4 meses ha desarrollado la vista de modo que puede ver las cosas en colores, vuelve la cabeza para mirar a quién lo llama y se muestra alegre incluso ante extraños. Conoce a los padres y les dedica sonrisas. Sigue mirándose las manos que cruza, toca y golpea. Disfruta del ambiente que le rodea; sonríe y habla con él mismo.
El bebé de 5 meses gracias a que aparece la prensión voluntaria, coge con las dos manos objetos cercanos que le presentamos y se los lleva a la boca, pero aún no lo buscan con la mirada si estos desaparecen. Mira atentamente la boca y escucha los diferentes sonidos que emiten otras personas.
¿Qué hace un bebé de 6 meses?
Cuando se acerca a los 6 meses, el bebé quiere estar más incorporado, para poder ver el ambiente que le rodea; quiere formar parte del entorno, más allá de la figura de su madre.
Reclama atención emitiendo algunos sonidos como la tos, ¡le encanta el sonido de su voz! y emite series de sílabas. Les gusta que sus papás le cojan y sonríe cuando lo hacen, además demuestra recelo e incluso miedo ante los desconocidos.
Le agrada que le hablen y le enseñen juguetes, ya no se mira tanto las manos sino los objetos que sujeta con ella y también va tocando su cuerpo, comenzando a nacer la curiosidad por el sentido del ``yo´´.
A partir de ahora, el bebé va mostrar su predilección por su actividad favorita: jugar.
El juego es su forma principal de aprender y debemos estimularlo con actividades que impliquen colores, formas, texturas, así como sonidos (canciones) o movimientos (bailar, juegos de manos).
Les encanta tirar las cosas al suelo, el ruido que emiten al caer y ver cómo vuelven a aparecer cuando los padres las recogen.
El bebé no necesita juguetes especiales, puede convertir cualquier cosa que le llame la atención en un juguete, lo importante es que papá y mamá participen en este juego.
El tiempo que los papás puedan pasar con el bebé se convierte para éste en lo más preciado, aunque también es bueno para su autonomía, que se acostumbre a jugar solo, durante pequeños ratitos del día.
¿Qué hace un bebé de 8 a 10 meses?
Los bebés entre los 8 y 10 meses, inician la curiosidad por todo lo nuevo, les van a empezar a llamar la atención todo lo que les rodea, queriendo explorar. Inician el juego de interacción con otras personas a quienes enseñan sus juguetes preferidos.
Les encanta jugar con sus juguetes, teniendo uno en cada mano y tirarlos para que hagan ruido. Les apasiona sacar objetos de sus recipientes, buscar objetos escondidos o esconderse ellos mismos, jugar al cucú, y van comprendiendo que los objetos siguen existiendo, aunque no los vean, entendiendo que las cosas o personas pueden desaparecer para luego volver.
También les gusta mirarse al espejo, donde empiezan a reconocer todo su cuerpo y a jugar con su imagen.
Se quedan quietos y atentos cuando alguien dice su nombre, Imitan gestos graciosos y empiezan a entender el significado del ``no´´, aunque no suelen hacer caso.
¿Qué hace un bebé de 12 meses?
A partir de los 12 meses, los bebés se interrelacionan muy bien a través del juego, les gusta que les ofrezcan objetos que se mueven, como las pelotas y les encanta tirar cosas para que los demás se las recojan. También pueden ofrecer objetos y al final negarse a darlos.
Aprenden a utilizar los objetos acorde a su finalidad, por ejemplo el peine para peinarse o el tenedor para comer. Suelen decir no con la cabeza y bailan cuando oyen música, comienza el interés por pequeñas construcciones y por juegos de encajar piezas y ayudan a recoger cuando se le pide.
Las mamás y papás pueden fomentar el desarrollo de la curiosidad de sus bebés estimulándolos a través del juego. Así que…¡A jugar!
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