¿Qué hace el líquido amniótico?
Conoce cómo el líquido amniótico juega un papel esencial en el desarrollo sensorial del bebé y cómo se crea ese vínculo mágico que sólo conoce una madre.
El desarrollo sensorial del bebé
Los sentidos del bebé empiezan a desarrollarse en la fase inicial del embarazo y semana a semana. Ya en la cuarta semana se empiezan a formar el oído interno, los ojos y la lengua. A medida que transcurren las semanas, aparecen el gusto, el olfato y el tacto. En definitiva: el bebé se abre a su entorno. A partir de la semana 24, se desarrollan las percepciones "conscientes", es decir, aquellas que permiten al bebé responder a un estímulo sensorial.
¿Qué es el líquido amniótico?
El líquido amniótico llena el saco amniótico, que es la bolsa de aguas donde se desarrollará el bebé. Su misión consiste en protegerlo de golpes, variaciones de temperatura, ruidos... Es una especie de nido protector, pero también y ante todo una interfaz de comunicación con el mundo. Gracias a él, el bebé, semana a semana, desarrolla sus sentidos. Especialmente el gusto, porque a partir de la semana 13 traga e inhala permanentemente este líquido ligeramente endulzado y compuesto por moléculas aromáticas.
Semana a semana...
El vínculo entre la madre y el bebé se va estableciendo a medida que él se desarrolla y a través de distintos factores:
- Las emociones. Verás como muy pronto se crea un vínculo psicosensorial entre tú y tu pequeño. Él percibe tus movimientos, se acostumbra a tu forma de hablar y moverte, pero también capta el ambiente general, los efectos del estrés y los impactos emocionales que experimentas a través de la producción de sustancias como la cortisona y la adrenalina. Por eso es fundamental que estés relajada y evites cualquier causa de estrés.
- La alimentación. Cuando ingieres alimentos, sus moléculas aromáticas pasan a la sangre y llegan al bebé a través de la placenta o el líquido amniótico. Desde el quinto mes de gestación, tu pequeño es capaz de memorizar estos sabores. Por consiguiente, toma una alimentación variada y disfruta de ella. ¡Es estupendo para el desarrollo sensorial del bebé!
- Los gestos. El sentido del tacto se desarrolla de forma muy temprana, y el bebé es capaz de sentir las presiones y caricias sobre el vientre materno. A partir del sexto mes de gestación, desarrolla sus propias sensaciones al chuparse el pulgar, agarrarse los pies… ¡y cada vez reacciona más a tus caricias! Este es precisamente el objetivo de los cursos de haptonomía.
- El sonido. A partir del sexto mes, el bebé es capaz de percibir múltiples sonidos de la vida diaria: tu voz, la de su padre, la música, los latidos del corazón… ¡Incluso empieza a reaccionar a estos estímulos mediante movimientos o aceleraciones del ritmo cardíaco! Háblale y hazle escuchar música, ¡le encantará!
El bebé se abre al mundo muy pronto, pero sus órganos sensoriales y su cerebro se encuentran todavía en plena maduración. Por lo tanto, puedes estimularlo, pero es inútil que te pases el día con los auriculares pegados a la barriga. Tranquila, ¡tendrá toda la vida para aficionarse a la música!
El sentido más precoz es el del tacto. Aparece en el bebé a partir de la séptima semana de gestación.
Fiona, madre de Nicolás (un enamorado del baile), 1 año y medio:
Mi pareja es un auténtico melómano e hizo todo lo posible por compartir su pasión con el bebé: desde The Clash hasta la Traviata, pasando por la música barroca. ¡El bebé asistió a una escuela de música de primera durante todo el embarazo! Y creo que lo oía. Un día, durante un concierto de jazz, cuando yo estaba embarazada de siete meses, el bebé empezó a moverse en mi vientre al ritmo de las notas. ¡Juraría que estaba bailando!
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